martes, 25 de septiembre de 2007

8 años de lucha contra la injusticia

A pocas cuadras de la sede de IDACH, sobre la calle Roque Sáenz Peña, funciona Servicios Eléctricos del Chaco Empresa del Estado Provincial (SECHEEP), en el frente de la entidad se ven unas pancartas y sobre la vereda, cobijada por árboles, una carpa construida con nylon negro y maderas. Miguel Conde Olgado trabajaba como supervisor de toma de estado, fue delegado durante 17 años, a mediados de los ’90 comenzó a denunciar el vaciamiento de la empresa y su paulatina privatización, el 14 de abril de 1999 fue despedido – incluso sus fueros sindicales fueron desconocidos. A pesar de haber obtenido dos fallos favorables en la Justicia sigue sin ser reincorporado en sus funciones. Hace 7 años que instaló la carpa.
“Yo fui despedido por una persecución político gremial de los directivos de la empresa SECHEEP porque denuncié los sueldos millonarios que se daba un grupo de personal jerarquizado ,que era excesivo para la empresa. Denuncié las tercerizaciones, se descalificaba el trabajo y al trabajador, la idea era tercerizar los servicios para negrear con la gente. Denuncié acomodos políticos en cargos importantes. La empresa estaba colapsando por los malos manejos”, cuenta Conde Olgado.
“Es lamentable porque lo único bueno que puede tener un Estado es la posibilidad de que su patrimonio sea manejado por la propia gente de su pueblo, la única manera de que podamos salir adelante, los privados vienen a enriquecerse”, afirma.
“Mucha gente fue despedida en este proceso - detalla. Fueron despedidos directores de centros de salud, colapsó la Salud en el Chaco. Ellos radicalizaron todos los puestos de los organismos descentralizados y centralizados del Estado, empresas, ministerios. Echaron a todos los capos máximos y a los delegados que denunciaban. Muchísima gente está en la calle.” Rozas fue el primer gobernador radical que tuvo la provincia, desde hace 12 años esta fuerza controla el Poder Ejecutivo.
“Se murieron indígenas, qué le puedo importar yo que estoy en la vereda”, reflexiona Conde Olgado, lo dice con pesadumbre pero sin resignación.